Del Estado reactivo al proactivo

Legislar, fiscalizar y representar, estos son los roles que los diputados estamos llamados a cumplir. Quisiera poder decir que estos ocupan una cuota equitativa en nuestro día a día, sin embargo, la realidad es que la labor de representar es la que más tiempo nos consume. Estamos en la primera línea de contacto con la ciudadanía, por ende, mucho de nuestro quehacer diario se centra en la resolución inmediata y la canalización a vías correspondientes.
En medio de toda esta labor, uno pudiese verse fácilmente envuelto en la prontitud de la cotidianidad y relegar la importante tarea de pensar a futuro.

La delincuencia, la salud pública, y muchas otras de las cuestiones urgentes a las que nos enfrentamos, nos llaman a tomar acciones inmediatas. No obstante, algo curioso sucede cuando no se logra un balance adecuado entre las medidas a corto plazo y las de largo plazo, y es que se genera un círculo vicioso en el que constantemente nos enfrentamos a la misma problemática, sin que esta tenga una solución definitiva.

De cara al futuro debemos comenzar a pensar en un cambio drástico de inversión de recursos para pasar de un modelo de servicios públicos que es meramente reactivo para solucionar urgentemente problemas graves, a la prevención de esos problemas antes de que ocurran.

A través de la implementación de políticas públicas preventivas podemos evitar del todo situaciones perjudiciales para la sociedad, la economía o el desarrollo. La prevención también se extiende a la posibilidad de aminorar los daños, reducir los riesgos, o disminuir la frecuencia con que ocurren estos siniestros; y todo esto tiene como consecuencia el ahorro del gasto público.

Las naciones más desarrolladas han prosperado debido a que han logrado esbozar políticas públicas con metas fijadas a 25, 50 y hasta 100 años a partir de su fecha de creación. Esa previsión y prevención de problemáticas a futuro, junto con la determinación y disciplina para dar continuidad a los planes, los ha facultado para descomponer sus mayores retos en tareas alcanzables y atacarlos desde distintas ópticas.

En los últimos años, hemos atravesado situaciones que así sean por fuerza mayor o caso fortuito, nos han dejado muchas lecciones valiosas. Desde la pandemia del covid-19 hasta el cambio climático, todas estas circunstancias nos llaman a reflexionar sobre cómo nos estamos preparando para prevenir futuras catástrofes, las medidas que tomaremos para no repetir errores del pasado y la atención que prestamos a las amenazas y advertencias de riesgos por venir.

Por: Orlando Jorge Villegas

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