Por JUAN T H
Hace mucho tiempo la ciudadanía está denunciando la destrucción de la flora y la fauna ante la mirada indiferente y cómplice de nuestras autoridades a las que no parece importarle la vida de las aves, los árboles, los ríos, los océanos, en fin, la vida, perjudicando la biodiversidad que permite la existencia humana. Y muy a pesar de que nuestro país es de los más expuestos al daño ecológico y medioambiental del mundo.
No hay “área protegida” que no sea ignorada, no hay veda que sea cumplida, no hay bosques que no sean destruidos, no hay ríos que no sean depredados. Penosamente los intereses económicos de grupos poderosos que están por encima de los intereses del país, se imponen.
Cuando no quede piedra sobre piedra, cuando la vida en nuestro territorio se haya agotado, ellos simplemente tomarán un avión o un crucero y se irán a otro lugar dejando miseria y desolación.
“La República Dominicana es uno de los países del mundo más vulnerable al cambio climático de acuerdo con Global Climate Risk (Índice de Largo Plazo-Riesgo Climático CRI). Se encuentra en el onceavo lugar con Haití, con la cual comparte la isla. Está entre los tres países más afectados del mundo”. Los gobiernos siempre han sabido de los daños que los depredadores, empresarios, constructores, políticos, militares, etc., le producen al país, pero no hacen nada.
Al caer la tarde decenas de camiones entran a los ríos de las provincias Peravia y San Cristóbal para extraer materiales de construcción. Desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana, de lunes a lunes, el crimen ecológico no se detiene en el río Nizao. ¡Lo están matando! Autoridades civiles y militares, por dinero, ¡por mucho dinero!, custodian y protegen a los asesinos de los ríos. La extracción de materiales, la tala de árboles, la pesca indiscriminada, la minería irresponsable, la contaminación de los ríos y del mar, están destruyendo el país. ¡Están matando la tierra!
El gobierno lo sabe. ¡Y no hace nada para impedirlo! Fruto de los daños que le producen al planeta tenemos los fenómenos atmosféricos destructivos como “la Niña”, el “polvo del Sahara”, sismos cada vez más intensos y catastróficos, inundaciones, tormentas, ciclones, etc.
Un viejo boletín oficial dice que, “Según el índice de Riesgo Climático2 para el periodo 1999-2018, la República Dominicana ocupa la posición 50 entre alrededor de 181 países evaluados. Lo arrojado por este índice, denota la vulnerabilidad que tiene el país ante fenómenos climáticos que inciden en el territorio nacional de manera recurrente. • De acuerdo con el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (INGEI)3, el sector energía es el principal emisor de gases de efecto invernaderos del país, con una contribución del 62.75% a las emisiones totales. • Para el 2015, el balance de gases de efecto invernadero (GEI) es de 24,634.24 Gg CO2eq, mientras que el balance del año base (2010) es de 17,224.81 Gg CO2eq4, lo que representa un incremento de 43.02% respecto al año base. • La variación que representó el metano (CH4) respecto los años 2010 y 2015 fue un aumento de 6.20%. • El óxido nitroso N2O reflejó un aumento de 1.62% respecto a los años 2010 y 2015. • El total de incautaciones de especies de fauna y flora para la serie 2015-2019 fue de 1,459 especies5 “.
Creo ha llegado el momento de hacer algo. Los ciudadanos no podemos quedarnos cruzados de brazos ante lo que está sucediendo con la destrucción de nuestros recursos naturales renovables y no renovables. El país es de todos, no de unos cuantos. Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde. Si las autoridades no hacen nada para impedir la muerte de nuestros ríos, de nuestros bosques, etc., entonces los ciudadanos debemos empoderarnos y movilizarnos, volver a las protestas, tomar los parques y las plazas para impedir que los camioneros y sus dueños sigan matando los ríos. ¡No podemos seguir indiferentes ante lo que está sucediendo!
Hace 50 años el cantautor español Joan Manuel Serrat escribió y cantó en su idioma original, el catalán, la canción “Padre” que refleja lo que ocurre no solamente en nuestro país, sino en el mundo, fruto de la insensatez, la imprudencia, la mediocridad y la perversidad de la humanidad que está destruyendo el planeta. Dice:
“Padre, decidme qué le han hecho al río que ya no canta
Resbala como un barbo muerto bajo un palmo de espuma blanca
Padre, que el río ya no es el río
Padre, antes de que vuelva el verano esconda todo lo que tiene vida
Padre, decidme qué le han hecho al bosque que no hay árboles
En invierno no tendremos fuego ni en verano sitio donde resguardarnos
Padre, que el bosque ya no es el bosque
Padre, antes de que oscurezca llenad de vida la despensa
Sin leña y sin peces
Padre tendremos que quemar la barca
Labrar el trigo entre las ruinas, padre
Y cerrar con tres cerraduras la casa y decía usted, padre
Si no hay pinos no se hacen piñones, ni gusanos, ni pájaros
Padre, donde no hay flores no hay abejas, ni cera, ni miel
Padre, que el campo ya no es el campo
Padre, mañana del cielo lloverá sangre
El viento lo canta llorando
Padre, ya están aquí
Monstruos de carne con gusanos de hierro
Padre, no tengáis miedo, decid que no, que yo os espero
Padre, que están matando la tierra
Padre, dejad de llorar que nos han declarado la guerra”.
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