¡Que nadie se llame a engaño!
¡Qué nadie crea que Luís Abinader ganó las elecciones porque así lo dicen las encuestas!
¡Hay que ir masivamente a votar! ¡Qué nadie se quede en casa creyendo en lo que correctamente dicen las encuestas! El voto, masivo, es el que legitima al gobierno y al presidente electo mayoritariamente con el 50 más uno.
El triunfalismo es mal consejero. Ya lo dijo el presidente del Partido Revolucionario Moderno, José Ignacio Paliza: “que la victoria nos sorprenda trabajando”, día y noche, incasablemente hasta después de las elecciones cuando la Junta Central Electoral proclama a Luís Abinader presidente electo, al igual que a los candidatos a diputados y senadores de todo el país.
La oposición quiere unas elecciones accidentadas. Pretende provocar desordenes y violencia para intimidar a la población. Las autoridades tienen que estar atentas. Los organismos de seguridad del Estado tienen que estar pendientes, moscas. Guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por descuidado, dice un refrán popular.
Los líderes de la oposición están desesperados, capaces de cualquier aventura suicida que manche el proceso electoral. Tanto Danilo Medina, como Leonel Fernández, irresponsablemente, han llamado a sus bases a la violencia. En cambio, el gobierno quiere unas elecciones libres, transparentes, que no dejen lugar a dudas, por eso le ha dado a la JCE todo cuanto ha solicitado, al igual que a los partidos de oposición que han sido complacidos en todos sus reclamos. No es casual que el PRM haya invitado a más de 150 observadores electorales, entre los que se encuentra intelectuales, políticos y ex presidentes de distintos países. El PRM está interesado en que las elecciones sean observadas para que no haya ninguna duda sobre la legitimidad y transparencia de estas. ¡Como nunca antes!
Los ciudadanos tienen que confiar en la fidelidad de la JCE que ha demostrado ser un tercero independiente y veras, que trabaja para que el proceso electoral termine en santa paz bajo la observación de los observadores tanto nacionales como internacionales, a los que se les facilitaran todas las herramientas para que realicen su labores sin ninguna traba alguna.
Como dicen en el lenguaje del béisbol, “el juego no termina hasta que no se acaba”. Por igual, el proceso electoral no termina hasta que los ciudadanos no van a las urnas a depositar su voto. Y más aún, hasta que la JCE los cuenta y proclama a los vencedores.
¡Que nadie crea -repito- que el PRM ganó las elecciones porque lo dicen todas las encuestas! ¡No! El PRM ganará cuando la gente, desde muy temprano en la mañana, salga a las calles, en ciudades y campos, a votar por los candidatos de su preferencia.
La oposición asecha para dañar las elecciones. Busca cualquier excusa para que las elecciones no sean como están previstas y planificadas por la JCE.
Leonel Fernández sabe que su carnaval pasó, que no alcanzará una mayoría de votos suficientes para mantenerse vigente en el escenario político nacional. Tal vez no logre un solo senador y muy pocos diputados. De la presidencia de la República, ni hablar. ¡Nunca más! ¡Y lo sabe!
Danilo Medina está igualmente “vuelto loco y sin idea”, dispuesto a quemar sus naves en medio del océano turbulento de la realidad política, con un, “¡nunca jamás!” constitucional sobre su espalda, y un candidato presidencial como Abel Martínez que no sobrepasa el 10%. El PLD no tiene futuro. Quedará disminuido tras terminar el proceso electoral. Cada día más dirigentes de alto nivel y de los comités intermedio, renuncian para irse al PRM. La hemorragia que se está produciendo tanto en el PLD como en la Fuerza del Pueblo, parece indetenible. No hay torniquete que la detenga.
La oposición está desarticulada, dividida en sus entrañas. La alianza” Rescate RD” no fue más que una escaramuza, peor que un cuento chino.
Tanto Leonel, como Danilo, saben que están derrotados, que no los salva nadie. En cambio, el PRM se mantiene sólidamente unido, con una alianza que involucra a unas veintenas de organizaciones y movimientos políticos que le garantiza el triunfo arrollador en primera vuelta.
Por todas esas razones, y muchas más, es que hay que votar masivamente el 19 de este mes, bien temprano. La victoria del PRM y Luís Abinader tiene que ser grande, con más del 60% para que no haya “derecho al pataleo”, para que las patadas de ahogado sean eso, patadas de un ahogado en las profundidades de su fracaso electoral.
Por Juan T H